martes, 28 de mayo de 2013

En defensa de las emociones

Entre la razón y la conducta hay un puente de emociones. Las emociones nos motivan a actuar. No solo tenemos que reconocer que una cosa es buena, sino quererla como buena, desearla.

Las emociones hay que descubrirlas para entenderlas y no dejar que nos saboteen, que nos anulen.Gracias a las emociones el mundo palpita, pero que las emociones no te entorpezcan a la hora de diferenciarlo que es bueno para ti  de lo que te hace daño. Si te encuentras bien haces el bien y cuando estás mal te paralizas.

Todas las emociones son ambivalentes pero se pueden gobernar. Un desengaño amoroso acaba entorpeciendo la vida de una persona que estaba obsesionada y quiere entender lo que ha pasado. Porque el hecho de que podamos gobernar las emociones significa que podemos descubrir cuáles son las creencias que están detrás del amor, el miedo o la indignación. Y eso solo lo podemos hacer los humanos. Esa es la parte ética.

¿Cómo podemos lidiar con las emociones precisamente para que no nos entorpezcan? Muy sencillo: Es una cuestión de educación, porque al niño hay que enseñarle. Un niño llora por cualquier cosa, no tiene un control emotivo. Y la educación consiste en una educación del sentimiento. Y luego el auto-conocimiento.

El misterio de la muerte es que no lo podemos resolver.

La vergüenza, eso que nomina más a la mujer que al hombre. Históricamente la mujer ha sentido vergüenza de muchas cosas: vergüenza del propio cuerpo, de exhibirse, de hacer cosas que no le estaban permitidas... Y eso nos ha llevado a  rechazar la vergüenza como una emoción inadecuada, cuando también puede ser útil.
Aristóteles decía que la persona que nunca ha sentido vergüenza no es un ser humano.
Está claro que cuando tú haces una cosa que está mal te avergüenzas. Yo espero que esa conciencia no se pierda.
Cuando haces algo mal, tiene consecuencias, no es gratis. Has de ser consciente. Y eso no significa que quien la hace la paga, sino que cuando pasas un sobre por debajo de la mesa al menos debería darte vergüenza...

El enamoramiento es muy claro: a esa persona la idealizas. Y cuando se frustra puede que conviertas a esa persona en todo lo contrario. Las creencias cambian y es una forma de defenderte también, de decir: "Me he equivocado"

El perdón es muy complicado. Es un concepto muy religioso. perdona el que está por encima siempre. Esto Nietzsche lo veía así. Es un acto de gracia.
pedir perdón es muy fácil. Perdonar, no.

El problema es que ese amor adolescente perdura y ya no se supera.

Si tú eres generoso con el dinero es muy probable que lo seas con el amor, con tus amigos...






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