Amar a otro es aceptar que nuestro deseo nos conduce a él, porque nos aporta lo que tenemos y queremos. Dependemos de la persona que amamos porque también dependemos de nuestros deseos, reconocerlos es tomar la vida en nuestras manos.
El psicoanalista J.S. Nasio dice: "El amado es aquel que me da alas y me las quiebra a la vez", refiriéndose a que el amado por ser otro diferente, es el más maravilloso excitante del deseo pero también el que nos limita. Podemos aceptar que dependemos de alguien cuando primero hemos construido una identidad firme y hemos sido libres para aceptar lo que deseamos. Solo desde la salud mentar nos podemos llegar a querer allí donde somo más vulnerables, allí donde somos más humanos.
El terreno en que nos sentimos más vulnerables es el amor. El miedo al compromiso amoroso proviene del temor a depender demasiado del otro, a no saber aceptar la independencia propia sin negar nuestra dependencia del otro, a no saber aceptar la independencia propia sin negras nuestra dependencia del otro. Y, sobre todo, a depender de deseos y miedos inconscientes que no conocemos pero que actúan en nosotros.
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