La píldora que puede resetear la memoria y fulminar los momentos traumáticos o incluso las personas que preferiríamos no haber conocido jamás ya se está cociendo en los laboratorios. Pero, ¿estamos dispuestos a olvidar?¿Y qué tipo de vida nos esperaría si fuera posible prescindir de aquellas evocaciones que nos perturban?
La ciencia es paradójica. Mientras miles de investigadores se afanan en remendar los hijos de la memoria y deshacer los estragos del Alzheimer, en un puñado de laboratorios hay científicos que recorren el camino inverso: intentan encontrar la manera de eliminar recuerdos. Se trataría de hallar un borrador selectivo que reseteara solo aquellos que, de forma tenaz y patológica, torturan nuestro presente, como la última ruptura sentimental o esa pertinaz crisis económica que nos atenaza.Sea como fuere, ya se han dado los primeros pasos, todavía titubeantes, en el diseño de loq ue puede, un día, llegue a convertirse en la píldora del olvido.
Pero,¿valdría la pena olvidar aquellas cosas que nos están causando dolor? Antonio Cano señala que " no tendría mucho sentido crear seres humanos sin miedo, porque estarían condenados al fracaso. Por eso mismo, tal vez tampoco tenga sentido borrar el trauma, sino solo sus consecuencias. El hipotético olvido de todo lo que nos ha causado daño nos dejaría inermes, sin defensas, y nos haría cometer nuevamente los mismos errores".
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